Encuentro inesperado
Durante una caminata en el Bosque Nacional Ángeles, un sendero regular dio un giro extraordinario cuando un excursionista notó algo peculiar. Al doblar una curva, un enorme forma negra Le llamó la atención, escalando un acantilado. Intrigado y preocupado, decidió investigar más a fondo, sin darse cuenta del increíble viaje que le esperaba.
Tras una inspección más cercana, la misteriosa figura resultó ser un perro. Impulsado por la curiosidad y la compasión, el excursionista siguió al animal solitario. Lo que descubrió a continuación fue sorprendente…dos perros mas, claramente angustiados y desnutridos, acurrucados en el desierto.
Decidido a ayudar, el excursionista pasó las siguientes semanas Caminando por la montaña diariamente., llevando comida e intentando ganarse la confianza de los perros. Sus constantes esfuerzos comenzaron a dar frutos cuando los perros, a pesar de su miedo inicial, empezó a comer de su mano.
Sin embargo, se enfrentó a un desafío importante: idear una forma de rescatar a los perros de la montaña. Atraparlos individualmente parecía arriesgado, ya que los demás podrían huir. Se dio cuenta de que necesitaba ayuda para cumplir esta misión.
Esfuerzo Unido
Cuando se hizo la llamada de ayuda, un dedicado equipo de rescatistas se unió con entusiasmo a la causa. Juntos formularon un plan que implicaba la creación de una artilugio controlado a distancia. Esta ingeniosa solución tenía como objetivo capturar de forma segura a todos los perros a la vez.
El equipo transportó meticulosamente el equipo necesario montaña arriba, construyendo un jaula improvisada personalizada lo suficientemente grande para el trío. Con paciencia y precisión lograron atraer a los perros al interior y finalmente los llevó a un lugar seguro.
Los perros aliviados, ahora llamados Princesa George, Grace y Steve, estaban a salvo pero enfrentaban un largo camino hacia la recuperación. Su viaje estaba lejos de terminar, ya que necesitaban aprender a confiar nuevamente en los humanos y adaptarse a un nuevo entorno.
Al reconocer la necesidad de ayuda profesional, los rescatistas se acercaron a Cheri Wulff Lucas, una reconocida conductista canina. Su experiencia fue crucial para ayudar a los perros traumatizados. superar sus miedos.
Generando confianza
Bajo la dirección de Cheri, los perros comenzaron un riguroso programa de entrenamiento. Aunque el progreso fue lento, comenzaron a mostrar signos de mejora. Cheri señaló: “No eran adoptables la forma en que vinieron. No se les podía tocar, no se les podía atar. Simplemente estaban aterrorizados”.
A pesar de su progreso inicial, los perros todavía mostraban un fuerte reflejo de sobresalto, lo que complicaba sus posibilidades de encontrar un hogar permanente. La remota propiedad de Cheri, desprovista de tráfico y distracciones, proporcionaba un refugio seguro para su continua rehabilitación.
Con el tiempo, los perros se convirtieron en una parte integral de la vida de Cheri, aunque ella no había planeado tenerlos. No sólo encontraron un ambiente seguro y amoroso pero también contribuyó significativamente al trabajo de Cheri como formadora.
Estos perros, con sus habilidades sociales naturales, comenzaron a ayudar a Cheri a rehabilitar a otros perros. Ella observó: “Ellos saben cómo interactuar adecuadamente con otros perros y son simplemente perfectos”. Esta habilidad única no se enseñó, sino que era una cualidad innata que poseían.
Nuevos comienzos
El impacto de la manada fue especialmente evidente cuando Cheri comenzó a trabajar con Andi, un perro que había vivido aislado durante siete años. Inicialmente, Andi era abrumado y temeroso, pero la presencia de la princesa George, Grace y Steve brindó el consuelo que tanto necesitaba.
La influencia calmante del trío ayudó a Andi a sentirse cómoda, algo que Cheri no podía lograr sola. Esta dinámica conmovedora llevó a Cheri a adoptar a Andi, convirtiéndola en el duodécimo miembro de su creciente manada.
Años después, la transformación de la princesa George, Grace y Steve es notable. Mirándolos ahora, uno nunca adivinaría su tumultuoso pasado. se han convertido amar a las mascotas, indistinguible de cualquier otro perro.
A pesar de sus diferentes personalidades (la naturaleza social de George y Steve y la persistente timidez de Grace), el vínculo que comparten sigue siendo inquebrantable. Cheri señala con orgullo: “Ahora son realmente mascotas. Ya no son casos para mí”.