Encontrarse con perros callejeros en las calles no es algo raro. De hecho, probablemente todos podamos nombrar un caso cuando nos topemos con uno durante el día.
Sin embargo, ¿con qué frecuencia alguno de nosotros ha ayudado o ha visto a alguien ayudarlo de alguna manera? Un simple gesto como dar comida a veces es suficiente.
No hace falta un milagro para que esto suceda, pero sucede menos de lo que la gente supone. Todos tenemos que hacer más colectivamente para ayudar a los animales que necesitan nuestra ayuda.
En esta historia hablaremos de un amable salvador que se topó con dos cachorros callejeros y decidió ayudarlos.
El obstáculo más lindo
Conduciendo por una carretera tranquila, un rescatista de Luck’s Rescue de Georgia se dio cuenta de repente. una jauría de perros callejeros. Entre ellos había dos cachorros tímidos, aparentemente desesperados pero desconfiados del contacto humano.
Aunque se acercaron cautelosamente a ella, sus ladridos revelaron su incertidumbre. A pesar de su miedo inicial, pronto se calmaron, permitiéndole acercarse lo suficiente para ayudar.
Aprovechando el momento, los colocó gentilmente en su vehículo y les ofreció comida. La vista de su hambre Fue desgarrador, pero marcó el comienzo de su viaje hacia la recuperación.
De camino a una clínica en Georgia, aseguró recibieron atención médica inmediata, incluidos desparasitantes y vacunas. Después de un baño refrescante, les quitó meticulosamente las garrapatas del pelaje.
Ahora llamados Fido y Finley, los cachorros pronto fueron trasladados a un hogar de acogida. Aquí esperarían familias amorosas para adoptarlos y darles los hogares que se merecen.
La misión aún no había terminado
A pesar del feliz resultado para Fido y Finley, el salvador sabía su misión estaba lejos de estar completa. Otros perros de la zona todavía necesitaban ayuda.
Sus intentos iniciales de rescatarlos fracasaron, pero descubrió que alguien los había estado alimentando. Buscó a esta persona y le pidió ayuda para capturar a los perros y cubrir los gastos médicos.
Con la cooperación de la persona, instaló varias estaciones de alimentación, logrando llamar la atención de los callejeros. Sin embargo, su miedo seguía siendo palpable.
Entre ellos estaba la madre de Fido y Finley, que lamentablemente era ciega. Su condición dificultaba sus movimientos., pero el rescatista estaba decidido a asegurarse de que recibiera la atención adecuada.
Aunque el resultado final para estos perros es incierto, confiamos en que los esfuerzos están en curso para encontrarles hogares amorosos y brindarles la atención que merecen.
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