Del miedo a la seguridad
Ganar a un perro que nunca ha conocido la bondad humana exige un tipo especial de compromiso. El equipo de rescate de Hope For Life Rescue en Virginia estaba listo para ese desafío. Cuando se les pidió que cuidaran a una perra asustada llamada Lovebug y sus catorce cachorros recién nacidos, no dudaron ni un segundo.
Lovebug, cauteloso y desconfiado, fue encontrado en las calles. Su equipo de rescate la recibió a ella y a sus cachorros con los brazos abiertos, decididos a colmarlos de amor y ganarse su confianza. El cariñoso personal instaló una acogedora habitación privada para garantizar que la familia canina se sintiera segura y cuidada.
Al principio, el miedo de Lovebug era palpable. No dejaba que nadie se acercara a ella ni a sus cachorros. Un rescatista recordó: «Estaba muy asustada, temblando y no nos dejaba acercarnos demasiado». Los corazones del equipo se rompieron por ella, pero se mantuvieron firmes en su misión de brindar la mejor atención posible.
Cuidar a catorce cachorros no fue tarea fácil, especialmente para la mamá desnutrida. Preocupados por su salud, los voluntarios se aseguraron de que recibiera comidas nutritivas. Una voluntaria dedicada, la señorita Susie, incluso cocinaba pollo para Lovebug todos los días.
Generando confianza, paso a paso
Apenas unos días después, se produjo un gran avance. Lovebug permitió que el personal tocara y pesara a sus cachorros, aunque ella todavía mantuvo la distancia. Los rescatistas fueron pacientes, la involucraron en suaves sesiones de socialización, la alimentaron con la mano y pasaron tiempo de calidad acostados junto a ella en el suelo.
Su arduo trabajo dio sus frutos cuando los cachorros de Lovebug prosperaron, crecieron rápidamente y jugaron con sus rescatadores. El personal encontró alegría al conocer la personalidad única de cada cachorro, mientras que Lovebug comenzó a darse cuenta de que se encontraba en un ambiente seguro y amoroso.
Con el tiempo, los muros de Lovebug comenzaron a desmoronarse. Permitió que sus rescatistas la acariciaran, lo que significó un paso monumental en su viaje. Cada cachorro encontró un hogar amoroso, lo que le dio a Lovebug la oportunidad de concentrarse en su propia curación.
Con sus cachorros adoptados, Lovebug comenzó a florecer. Comenzó a ganar peso y a disfrutar de la atención de sus amigos humanos, quienes a menudo le leían libros para hacerle compañía y ayudarla a desarrollar su confianza.
El camino hacia un final feliz
Para ayudarla a confiar nuevamente en los humanos, Lovebug fue colocada en un hogar de acogida. Su familia adoptiva la colmó de afecto y sus hermanos perros adoptivos desempeñaron un papel clave para aumentar su confianza.
A medida que crecía la confianza de Lovebug, también crecía su alegría. Ella comenzó a sonreír, sus ojos brillaban con una nueva felicidad. Abrazar a sus padres adoptivos se convirtió en su pasatiempo favorito mientras absorbía todo su amor.
Su viaje hacia un hogar definitivo estaba casi completo. La alegría de Lovebug fue ilimitada cuando finalmente conoció a su familia definitiva. Se enamoraron de ella al instante y ella se mudó a su nuevo hogar, donde le dieron un nuevo nombre: Ruby.
La nueva vida de Ruby en Virginia está llena de aventuras y amor. Le gustan los viajes de campamento con su familia y jugar con sus nuevos hermanos peludos, Beamer y Charlotte. Ruby ha encontrado el final de su cuento de hadas y vive su mejor vida rodeada de amor y cuidado.